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Carta de un amigo: No busques una pasión, crea una.



Hola Daniel

Aquel sábado éramos 6 personas en total.

Mi amigo, la amiga de mi amigo, tres amigas de ella y yo. Estábamos en un bar y todos bailaban en su propio lugar.

Mi amigo conversaba con dos de las chicas presentes y yo, por alguna extraña razón, no estaba disfrutando la noche.

Usualmente se me hace muy fácil entablar conversación con nuevas personas, sean hombres o mujeres de cualquier edad.

Puedo llevar muy bien una reunión familiar, una junta directiva, un congreso, un viaje entre amigos o una noche en el bar.

Sin embargo, esta noche era diferente.

Me gustaría decir que era la alergia que tenía lo que no permitía que la pasara bien, pero eso sería mentirme a mí mismo.

¿Qué era realmente aquello que evitaba que me divirtiera? ¿Por qué es que no me sentía cómodo? ¿Por qué, por un momento, prefería estar en mi casa que en el bar?

La respuesta hizo que sacara mi IPhone, abriera la aplicación de notas y escribiera lo siguiente:

"Cuando no sabes cómo hacer algo, tu cerebro te convencerá que no vale la pena hacerlo"

Las chicas del bar estaban conversando entre ellas y bailaban las unas con las otras lo que hacía casi imposible que alguien que no supiera bailar conectara con ellas y entablara una buena conversación.

¿Cómo puedo unirme a su celebración sin saber bailar? ¿Cómo llamar su atención si están tan entretenidas conversando entre ellas?

Aparentemente para mi amigo no era nada difícil, pero para mi en ese entonces sí.

Entonces prefería pensar: “estoy cansado”, “no creo que me lleve bien con ellas”, “ya es tarde y mañana tengo que trabajar temprano”, “¿para qué conocer mas gente?”

… “no vale la pena”.

“Mejor me voy a descansar”, “mejor hubiera ido a otro lugar”, “mejor aprovecho mi tiempo trabajando”.

La verdad es que era un buen lugar, tenía buena compañía y era el momento adecuado. El problema era que no sabía cómo bailar, no sabia cómo conectar con el grupo.

Este “no saber” convencía a mi mente que no valía la pena siquiera hacer el esfuerzo.

¿Sabes lo que esto implica para mí y para ti?

Si aún no has reconocido la lección en esta historia piensa en esto:

Mientras más difícil se nos hace algo, menos lo disfrutamos y, mientras menos lo disfrutamos, menos querremos hacerlo (y por ende no conseguiremos el resultado).

O, puesto de otra manera:

Nos querremos alejar de las cosas, situaciones, objetivos o actividades que no sepamos cómo realizar… aún cuando sean necesarias o importantes para nosotros.

De cierta forma esto es… peligroso.

Pregúntate esto:

¿Cuántas oportunidades en tu vida has podido desaprovechar porque no eras bueno(a) en ellas y has utilizado la excusa de que “no valía la pena” o “no las disfrutabas” o “eso no es era para ti”?

¿Cuántos proyectos has dejado de lado porque “ya no te apasionan”?

¿Y qué si aún te apasionaban pero el “no saber qué hacer”, la falta de capacidad o el “sentirte estancado” eliminaba tu deseo por ellos?

¿Qué tal si cuando dices “no me gusta” lo que realmente estás diciendo es “no sé cómo hacerlo”?

¿Te atreverías a aceptar que tú, al igual que yo, no lo sabemos todo?

Cuánto mas podrías lograr y disfrutar si lo hicieras y en lugar de alejarte de aquello que no sabes te detuvieras a pensar:

“¿Cómo puedo ser más capaz? ¿cómo puedo mejorar para pasar de no saber a saber y de no poder a poder?”

Tal vez la pasión no se encuentra, se crea.

Tal vez la pasión sea producto de ser extramedamente bueno en lo que haces.

Tal vez las personas no encuentran su pasión porque cuando algo les parece difícil desisten creyendo que “no les apasiona”, perdiendo así la oportunidad de mejorar, crecer, progresar.

Tal vez si reconocieras esto y en lugar de correrte de los proyectos, objetivos y actividades que te ponen incómoda(o), que te exigen, que te obligan a saber mas, que te exponen al “peligro” del fracaso, que rosa las líneas de lo desconocido y que requiere de más de lo que hoy eres…

Tal vez los aceptarías, buscarías formas de superar esas barreras, solucionar esos problemas y entonces encontrarías esa pasión en lo que haces y disfrutarías más de tu vida en estos momentos en lugar de perseguir un sueño que nunca llega.

Tal vez entonces aceptarías mas oportunidades y te quedarías hasta que pudieras realmente aprovecharlas y no desistieras a la mitad del camino porque “ya no te gustan”.

Aceptarías entonces que aún te importa ese proyecto, esa meta, esa situación, esa actividad es solo que, por el momento no sabes cómo hacerla bien.

Y sería esa aceptación la que te permitiría crecer como persona y como profesional. Y sería esa misma aceptación la que te permitirá conseguir lo que realmente importa en tu vida porque desistir no es una opción.


Luego de unos minutos guardé el celular y pensé:

“Sí quiero disfrutar esta noche, sí quiero quedarme hasta tarde, sí quiero conocer a estas personas.”

Y entonces me di cuenta que aunque no fuera un experto bailando, podía intentarlo, podía sonreír, y podía encontrar el momento adecuado para empezar una conversación con alguna pregunta interesante.

Y así lo hice.

No te diré que fue la noche más divertida de mi vida, pero la pasé muy bien.

Me reí, baile, conversé, hice nuevos amigos y, lo más importante, pude aprende la lección que hoy comparto contigo:

Cuando creas que algo no te interesa, ya dejó de “apasionarte” o “no es para ti” pregúntate:

“Si supiera cómo hacerlo y fuera un experto en esto, ¿disfrutaría de hacerlo, tenerlo o conseguirlo?”

Si la respuesta honesta es “no”, perfecto… desiste.

Pero si la respuesta es “sí”, entonces enfócate en ser mejor en lugar de alejarte de ello solo porque “no lo disfrutas”.

Implementa este concepto en tu vida y descubrirás cosas sobre ti que no conocías y podrás aprovechar aquellas oportunidades que antes dejabas de lado.

Un abrazo.

Nelson.

Artículo original en: http://nelsonportugal.com/

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