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Parábola del Viñedo.

Deliciosas uvas colgando de un racimo en un fondo verde
"... usó la sensación única que le causaba el viñedo en su beneficio"
Existía un viñedo que tenía entre sus frutos las más jugosas y deliciosas uvas que algún hombre pudo ver. El que los cuidaba las miraba día a día pero nunca las tocaba. Se imaginaba su sabor y la sensación única al tocar su lengua mientras su jugo recorría su paladar. Contento y feliz trabajaba todos los días y se alegraba al regresar a casa, porque así vería otra vez su precioso viñedo.

Así sucedió por mucho tiempo hasta que un día al regresar notó que el racimo había sido arrancado. El dueño de la hacienda para el que trabajaba había ordenado cortarlas para satisfacer a los nietos que le visitaban ese día. El campesino se detuvo frente el viñedo arrancado, sin movimiento, y luego de pensar por un rato siguió con una enorme sonrisa en el rostro su jornada. Uno de sus compañeros, notando la sonrisa que su solitario compañero denotaba, le preguntó la razón de su sonrisa luego de que arrancaran a su tan preciado viñedo. El campesino, mirándole a los ojos le respondió que él sabía que un día esto sucedería, por ello usó la sensación única que le causaba ver el viñedo en su beneficio, porque en todo ese tiempo había logrado ahorrar lo suficiente para satisfacer las necesidades de su vejes, y que todo esto no hubiera sido posible si no fuera por el viñedo.

La vida es así, se necesita de un viñedo que motive y mientras dure esto, es sabio aprovechar de ello. Porque un día la vida así como te lo dio, te lo quitará.



SB7

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